Poeta italiano. Fue protegido de Lucrecia Borgia en Ferrara. Es autor de poemas petrarquescos (Rimas, 1499), de forma artificiosa y tono extravagante, que son uno de los últimos ejemplos de poesía cortesana
(Pesaro, 1922) Soprano italiana. Realizó sus estudios musicales en los conservatorios de las ciudades de Parma y Pesaro, con maestros como Carmen Melis, Giuseppe Pais, Brancucci y Campogalliani. Su debut tuvo lugar con la interpretación del personaje de Elena en una representación de la ópera Mefistofele, del compositor Arrigo Boito, en el año 1944.
Dos años después, en 1946, fue la única cantante joven que seleccionó el prestigioso director de orquesta Arturo Toscanini para cantar las Cuatro Piezas Sacras de Verdi junto con un grupo de cantantes veteranos. Precisamente un comentario de este director durante los ensayos, cuando, aludiendo a la posición elevada que ocupaba la joven cantante junto al órgano de la sala, se refirió a ella como "La voce d´angelo" (La voz de un ángel), marcó el origen de una carrera que estaba destinada a ser la más importante de su época, junto con la de otra excepcional soprano: María Callas.
A pesar de la idea, tan extendida, de que Renata Tebaldi se limitó a cantar personajes operísticos mil veces interpretados, mientras que a Maria Callas le correspondía el mérito de recuperar papeles y óperas que yacían en el olvido, resucitándolas con una pasión inusitada, lo cierto es que también Renata Tebaldi incorporó a su repertorio óperas poco representadas en su época, entre las que se encuentran algunas de Gioachino Rossini, de Gaspare Luigi Spontini o la misma Giulio Cesare, de Georg Friedrich Haendel, que tanto se representa hoy en día.
Entre los papeles que Renata Tebaldi cantó con más éxito figuran los de Aida, la protagonista de la ópera del mismo título compuesta por Verdi, así como los de Tosca, del mismo compositor, o el de la Condesa de la ópera Las Bodas de Figaro, de W. A. Mozart. Ya en los años sesenta, la soprano decidió abordar otros papeles líricos poco representados, como el de Minnie, de la ópera La fanciulla del West, compuesta por Giacomo Puccini, así como el de Adriana Lecouvreur, protagonista de la ópera del mismo nombre del compositor Francesco Cilea. Pero el repertorio en el que la cantante desarrolló toda su capacidad expresiva es el de las canzone italianas del post-verismo, cuyos matices y color supo captar de una manera privilegiada gracias a su origen italiano
A pesar de que Renata Tebaldi se negó reiteradamente a entrar en polémicas a propósito de la rivalidad que todos le atribuían con Maria Callas, esta negativa no fue suficiente para diluir los comentarios a propósito de la supuesta competencia entre estas dos sopranos, así como para persuadir a su supuesta rival de su nulo interés en establecer una lucha que, al menos desde un punto de vista personal, no beneficiaba nadie.
Pero los intereses creados alrededor del género de la ópera dieron lugar a que los directores de los teatros de la época fomentaran un conflicto entre las dos artistas que más atención despertaban en su época, provocando una expectación que, desde un punto de vista estrictamente comercial, los beneficiaba a ellos. Esta postura fue seguida, casi inmediatamente, por diversos críticos, siempre ávidos de novedades, así como por buena parte del público aficionado al género operístico. Tanto los críticos como el público se apresuraron a tomar partido por una o por otra cantante.
El origen de la polémica parece haber tenido lugar en el año 1951, cuando Renata Tebaldi fue llamada para sustituir a una soprano que tenía que haber interpretado el papel de Tosca en una representación en el teatro de Río de Janeiro. A pesar de que ésta creyó en todo momento que la cantante cuyo lugar estaba ocupando era Elisabetta Barbato, se trataba en realidad de Maria Callas, que anteriormente había realizado una interpretación que los gerentes del teatro consideraron por debajo del nivel requerido.
El hecho de verse sustituida por Renata Tebaldi debió de despertar las iras de la vulnerable soprano griega, que a partir de entonces, incitada además por su fiel público, se refirió siempre a ella con una agresividad y un desprecio que Renata Tebaldi, a juzgar por los comentarios que han pasado a la posteridad, procuró siempre esquivar de la manera más elegante posible. En cualquier caso, el público y la crítica italiana se situaron al lado de María Callas casi con unanimidad, resaltando la impresionante fuerza expresiva de esta cantante como opuesta al rigor técnico de Renata Tebaldi, un rigor que, sin embargo, sí fue apreciado por otros públicos que preferían, ante todo, la contención expresiva (que no falta de expresividad) y la elegancia escénica que siempre acompañaron a la soprano italiana a lo largo de los casi treinta años que duró su carrera sobre los escenarios.